La niebla del tiempo se espesa cuando intentamos comprender las manifestaciones artísticas de la Prehistoria. Aquellos hombres y mujeres que habitaron nuestro mundo entre el 40.000 y el 10.000 a.c., supervivientes natos, sentían los mismos miedos y dudas que nosotros, pero ¿Qué mitos o leyendas explicaban su mundo? ¿Qué historias contaban alrededor del fuego? ¿Los regían algunos códigos morales? Todas estas cuestiones son las grandes incógnitas, pero sabemos otras muchas cosas de ellos/as a través de la observación de las escenas que pintaban en las paredes de las cavernas.
En primer lugar debemos afirmar que el Arte Rupestre no es algo único del Sapiens europeo, sino que este tipo de expresiones culturales se extienden por todo el planeta, aunque lo cierto es que centraremos nuestro estudio en el Arte de nuestro continente.
Una vez que hemos asimilado que la expresión parietal tiene un origen colectivo en la Tierra y que surgió ligada al lenguaje, a la música y a los ritos mágico-simbólicos, podemos intuir comportamientos y elementos de la vida diaria. Por ejemplo estas dos escenas: (Fiordo de Noruega/Cueva de la Valtorra).
La recolección de miel o la pesca constituáin vías de consecución de alimentos. No sabemos por qué, pero al mirarlas uno se sorprende por la modernidad formal y representativa: perspectiva torcida, detallismo a la vez que síntesis, o adecuación de los huecos de la cueva a la propia composición pictórica. Es más, el espectador siente una relación especial con aquellas personas, al ver el día a día de estas comunidades, tan lejanas y tan cercanas a la vez.
Los ritos y ceremonias también están presentes en los yacimientos. Son muy interesantes los enterramientos que ya desde el Homo Neandertal se manifiestan con ajuares. Parece que la muerte se entiende como un viaje a otro lugar, y el difunto necesitará allí algunos objetos. También son muy usuales las escenas pintadas de animales y hombres en una especie de simbiosis mística, una rara fusión entre especies que los antropólogos relacionan con las celebraciones sexuales, ya que la reproducción era algo esencial para la supervivencia del grupo. Un ejemplo muy característico es la "Escena del Pozo" de la Cueva de Lascaux. El "hombre pájaro", el bisonte herido, el bastón de mando y la expresividad de la escena la convierten en algo único y sobrecogedor.
Esta Venus está datada en el 29.000-25.000 a.C y es una de las primeras piezas en cerámica que realizó un ser humano. Podemos apreciar los rasgos sexuales marcados y tiene la peculiaridad de que en la figura se encontró una huella dactilar dejada antes de la cocción. Las pruebas descubrieron que se trataba de la huella de un niño de entre siete y quince años por lo que no se cree que fuera del artesano. ¿Tal vez de su hijo que le ayudaba?
"En Dolní Věstonice (lugar donde se encontró) se ha logrado descubrir la vivienda de un artista. Ésta quedaba aislada del campamento principal, y se caracterizaba por presentar una forma constructiva diferente. En las cenizas del hogar central —en parte abovedado a modo de horno— se encontraron más de 2200 pequeñas obras plásticas y fragmentos de obras de barro cocido. A su vez la existencia de fragmentos de flautas indica que también la propia cabaña era el lugar de celebración de ceremonias mágicas y donde el creador de los objetos de arte, un sabio mago o sacerdote chamán, tenía su morada." Bohuslav Klíma (
1963):
Dolní Věstonice, Czechoslovak Academy of Sciences (
Praga).
La guerra y su preparación también está en el Arte. Hay bastantes escenas donde el hombre combate con otros por el dominio de territorios, luchas tribales de honor, competencia por los recursos, etc. En África se han encontrado ejemplos muy reveladores.
La escena del "Guerrero de la Cueva de Valtorra" es excepcional desde el punto de vista plástico. El Artista ha conseguido captar el dinamismo del personaje, ¿imbuído en un baile extraño antes del combate? ¿colocando una postura de ataque o defensa? No podemos saberlo con seguridad...
Todas las conclusiones que se hagan sobre este tipo de creaciones antiguas son meras especulaciones, conjeturas y debates. Es normal, era un tiempo muy distante sin escritura, una forma de vivir distinta a la actual y, lo más importante, múltiples generaciones de muchas tribus y en lugares muy dispares de la prehistoria, que nos evidencian que no hay una única explicación para este Arte que, recién nacido, ya enseñaba su magia. El misterio seguirá estando latente...